Cripta de la Catedral

La arquitectura románica

La desintegración de la cultura y economía romanas trajo consigo la desaparición de la estructura social capaz de generar un cierto número de arquitectos cualificados y artesanos especializados. Sin sus técnicas, restringidas al arte religioso, los intentos de construir edificios monumentales dieron como resultado unas estructuras que fueron a menudo toscas y de proporciones relativamente modestas. La excepción a este tipo de arquitectura, que desde finales de los siglos V al VIII fue extremadamente sencilla, fue la desarrollada en la ciudad de Ravena (Italia), entonces bajo dominio bizantino. Las edificaciones de la ciudad a menudo se realizaron o decoraron con elementos procedentes de las construcciones romanas.

El estilo prerrománico en muchas regiones fue una prolongación del arte y arquitectura paleocristianas. Así ocurrió por ejemplo con las iglesias de Roma, construidas en planta basilical.

Durante el periodo prerrománico se construyeron también iglesias centralizadas con cúpulas inspiradas en los modelos de la arquitectura bizantina. Avanzando en el tiempo, en la región de Aquitania (en el suroeste de Francia) y en Escandinavia se construyó de esta manera. San Vital de Ravena (526-548), construida para el emperador bizantino Justiniano, y la capilla del palacio construido para Carlomagno en Aix la Chapelle (hoy Aquisgrán, Alemania) entre el 792 y el 805 según el modelo de San Vital (también en Aquisgrán) son los ejemplos más complejos y mejor conocidos. El desarrollo del cuerpo occidental de las basílicas cristianas a modo de fachada monumental, flanqueada por torres de campanarios, fue una de las creaciones de los arquitectos carolingios. Este cuerpo occidental (Westwerk) se convirtió en el prototipo para las grandes fachadas de las catedrales románicas y góticas.

Las órdenes monásticas construyeron también importantes edificios. El monaquismo, manifestación social y religiosa característica del periodo, necesitaba grandes complejos residenciales que incluyeran capillas, claustros, bibliotecas, talleres, cocinas, refectorios y dormitorios para los monjes. Los arquitectos, particularmente los cluniacences idearon nuevas técnicas constructivas. Se edificaron complejos monasterios prerrománicos para los benedictinos de Saint-Gall (Suiza), la isla de Reichneau (en el lado alemán del lago Constanza) y Montecassino (Italia).

El desarrollo de las bóvedas de piedra fue uno de los logros excepcionales de la arquitectura románica. La razón principal para el empleo de las bóvedas fue la necesidad de encontrar una alternativa a las cubiertas de madera de las estructuras prerrománicas, expuestas al fuego y la humedad. Los intentos para solucionar los nuevos problemas estructurales variaron infinitamente. Se utilizaron cúpulas, bóvedas de cañón semicirculares y apuntadas y bóvedas de arista. Sin embargo, hasta el periodo gótico, no se consiguió una estructura de mampostería en la que los empujes de las bóvedas estuvieran contenidos exclusivamente por pilares exentos y contrafuertes.

Como las bóvedas de piedra eran más pesadas que las cubiertas de madera, se utilizaron muros más gruesos y columnas más robustas. En el estilo románico pleno, particularmente en el francés, el uso de muros con contrafuertes y pilares macizos como soportes para las pesadas bóvedas de piedra produjo un modelo característico de edificio en el que la estructura se compone de unidades más pequeñas articuladas. Estas unidades, llamadas crujías, son los espacios de planta cuadrada o rectangular cubiertos por cada bóveda de arista. En la arquitectura románica tardía las crujías tendieron a ser tratadas como unidades fundamentales del edificio y estos espacios rectangulares se convirtieron en un rasgo característico importante del estilo imperante. La solidez de las estructuras en piedra es otra de las características más notorias de la arquitectura románica. El espacio de las iglesias románicas era generalmente alto y estrecho, iluminado por ventanas de claraboya abiertas en lo alto de la nave central, bajo la bóveda. Las puertas y ventanas presentaban arcos de medio punto ligeramente apuntados. Estas aberturas fueron pequeñas y estuvieron decoradas con molduras, tallas y esculturas que se hicieron más ricas y variadas a medida que el periodo románico fue avanzando hacia su final.