CUENTOS

 

La presente antología surge como un proyecto del taller de cuentos que formó parte de la currícula del presente ciclo, donde los alumnos trabajaron teniendo en cuenta determinada temática seleccionada a partir de un corpus que ellos  mismos eligieron.

 

Esta antología ofrece miradas diversas a partir de textos literarios que actuaron como disparadores de la creación literaria. Al mismo tiempo estos intertextos colaboraron con el imaginario del alumno en el momento de recrear diferentes aspectos del material narrativo. Escritos, borradores, escritos y nuevos borradores permitieron arribar a este producto: sencillo pero digno.

Surgen así, alternativas variadas que estos pequeños escritores nos proponen como lectura y, al mismo tiempo, nos invitan a disfrutar de dichos textos encarados con las limitaciones propias de quien se lanza a escribir sin experiencia pero con voluntad de transitar los senderos del quehacer literario. Desde este lugar les ofrecemos esta antología llena de vuelo literario y de respeto por el arte de la escritura.

Agradecemos la opinión de nuestros lectores y el interés dispensado a nuestra obra. Los autores no aparecen en orden cronológico sino arbitrario.

¡Qué disfruten de estas pequeñas historias de pequeños escritores!

 

La profesora

7º ESB

8º ESB

9º ESB

  

7º ESB

 

INDICE

 

La búsqueda de Oliver – Victoria Lorecchio

El viaje más loco – Ayelén Capristo

Los libros jamás mueren – Florencia Madeo Yacente

Sin título – María Teresa Ovejero Ciocchi

 

 

 

La búsqueda de Oliver

 

Rodrigo es un chico inquieto y siempre está en busca de cosas nuevas. Pero sobre todo le gustan mucho los animales. Por eso, en la casa tiene un perro llamado Oliver. Siempre que vuelve de la escuela, Oliver lo espera sentado al lado del escritorio de la habitación para que juntos vayan a jugar al jardín con una pelotita violeta. Además tiene un gato, una tortuga y un hámster.

 

Como de costumbre, cuando Rodrigo llegaba a su casa, Oliver lo esperaba en la habitación al lado del escritorio, pero ese día Oliver no estaba. Pensó que podía estar en el jardín jugando con el gato. Dejó la mochila y el afiche amarillo con el esquema del aparato circulatorio del cuerpo humano que le mandó la profesora Daniela de biología y bajó las escaleras.

 

Alejandra, la mamá, estaba cocinando cuando él le preguntó:

- Mamá, ¿viste a Oliver?

- No, pero me parece que está en el jardín

- Bueno, voy a hacer el trabajo y más tarde lo voy a buscar

 

Cuando terminó con el trabajo salió al jardín. A simple vista Oliver no estaba allí. Entonces se le ocurrió ir a buscarlo a la casa de los abuelos.

 

La casa de Rodrigo tenía un jardín muy grande y como los abuelos vivían al lado de su casa pensó que podía estar ahí.

 

Cuando llegó le preguntó a la abuela si Oliver se encontraba en la casa y ella le contestó que no.

 

Se quedó quieto. Los ojos se le llenaron de lágrimas. Salió corriendo hacia su casa y se largó a llorar. La mamá le preguntó que le pasaba y le contó. Ella llamó a la policía, dándole las características de Oliver.

 

A Rodrigo se le ocurrió ir a buscarlo por su cuenta: pero, ¿cómo?

 

Eran aproximadamente las diez de la noche y ya había terminado de cenar. Agarró el teléfono y llamó a Mariano, su amigo del colegio. Le contó lo sucedido y quedaron en encontrarse en la esquina de su casa. Agarró todo lo que le podía ser útil para la búsqueda: linterna, ropa de abrigo y más...

 

Bajó las escaleras y como la mamá no estaba cerca salió por la puerta con su bolso.

 

Caminó unas cuadras y a lo lejos veía una sombra. Se acercó más y se dio cuenta de que no era Mariano, sino un hombre alto y bastante extraño. Vestía una capa negra, zapatos negros y un sombrero también negro. De repente el hombre se dio vuelta bruscamente y dijo:

- Hola, niño. ¿Qué haces por acá a estas horas?

 

Rodrigo se quedó inmóvil. No le salían las palabras.

- Eh... bueno... yo...

- Tranquilo, cuéntame que te sucede.

- Bueno, lo que pasa es que desapareció mi perro, Oliver.

- Yo puedo ayudarte.

- Gracias, ahora tengo que esperar a mi amigo.

 

Se quedaron un rato parados mientras que el hombre le contaba algo de su vida, hasta que doblando la esquina apareció Mariano. Rodrigo le presentó al hombre y comenzaron a caminar. El hombre les dijo que conocía bastante bien el barrio y que a unas pocas cuadras había una plaza donde probablemente, Oliver podría estar allí.

 

Pero de repente, la plaza no estaba frente a sus ojos. En su lugar había una gran heladería. Parecía que todo estaba cambiado de lugar. La poca gente que caminaba era extraña. Caminaron y caminaron hasta que lentamente fueron cayendo al suelo del cansancio.

 

Abrieron los ojos y apenas los rayos del sol se asomaban. Cuando se dieron cuenta, estaban parados en medio de una isla. Palmeras, arena y mar había alrededor de ellos.

 

Rodrigo dijo:

- ¡Que hermoso lugar! ¿Cómo salimos de acá?

- Todo esto es muy extraño -. Dijo el hombre.

- Creo que nos vamos a tener que quedar acá hasta que encontremos una solución -. Dijo mariano.

- Me parece que va a ser lo mejor.

 

Tenían hambre. Miraron a su alrededor y lo único que encontraron eran cocos de las palmeras.

 

Así pasó el día, cuando oscureció, se acomodaron en la arena a descansar y como tenían tanto sueño se quedaron dormidos. Al día siguiente, se dieron cuenta de que estar ahí en la isla se tornaba insoportable. Tenían hambre, sueño y sobre todas las cosas frío. El hombre se levantó y caminó unos metros en busca de abrigo, ya que con la poca ropa que traían en el bolso no les alcanzaba.

 

Pero de repente, una nube de humo negro se apareció frente a ellos.

 

Se levantaron rápidamente. Se miraban entra ellos y no sabían qué era. Al principio pensaron que podía ser la solución pero al mismo tiempo pensaron ¿Hasta dónde nos conducirá esto?

 

Caminaron lentamente hacia la nube. Se tomaron fuertemente de las manos y pegaron un salto.

 

Una vez adentro todo se veía oscuro como si fuera un túnel con las luces apagadas. En un momento pisaron una cosa blanda y parecía que volaban dentro de un agujero negro. Estaban tan asustados que gritaban y gritaban. Parecía que eso no tendría fin. Hasta que cayeron en una especie de suelo duro. Les dolía todo el cuerpo del golpe.

 

Lentamente, Rodrigo abrió los ojos. Esta vez no estaba ni en la ciudad, ni en la isla, ni en el túnel negro. Si no que estaba acostado en su cama junto al trabajo para biología y Oliver al lado del escritorio esperándolo para ir a jugar al jardín con la pelotita violeta.

 

Victoria Lorecchio

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El viaje más loco

 

Cerca del 1200 a.C., un joven llamado Alejandro Gómez que vivía en Arabia junto con su tropa, decidieron ir en búsqueda de un tesoro en el cual, según el capitán que era Alejandro, había mucho dinero, y con é, iban a comprar un barco para navegar con más rapidez por la Isla de Chipre, que era su próximo objetivo, pero ahora les interesaba ir a unas tierras desconocidas en las que se encontraba el tesoro.

 

El viaje de ida no fue nada fácil ya que tuvieron que luchar con varios piratas de otros barcos para poder llegar hasta el lago Victoria que se encontraba a varios kilómetros de las tierras desconocidas.

El día en que llegaron a las tierras desconocidas, comenzaron a buscar el tesoro. El que l encontraba, iba a tener una recompensa, que era la mitad del tesoro.

Todos buscaban en la arena, a orillas del mar, ya que se encontraban en una isla.

Nadie lo encontraba, hasta que Ricardo, uno de los tripulantes, halló una cueva que era muy grande y oscura. En ese momento ya se imaginaba que el tesoro iba a ser suyo, pero algo los dejó boquiabiertos...

En el interior de la cueva había una familia de osos, que no parecían muy alegres con su visita, y los tripulantes estaban tan asustados que ninguno quería entrar allí para ver si se encontraba el tesoro.

Los osos estaban molestos, pero no salían de la cueva.

Desesperados, toda la tropa fue a buscar algún valiente que se animara a buscar el tesor, y a pelear con los osos para poder sacarlo.

Todos los “supuestamente valientes”, fueron a la cueva, pero al ver a los osos, todos ellos salieron corriendo asustados.

Uno de los tripulantes decidió salir él mismo a buscar a alguien, cuando de repente se topó con un hombrecito que no parecía muy fortachón, pero con intentarlo no perdían nada ya que se acababan las alternativas.

Cuando el hombrecito, llamado Carlos, y el tripulante llegaron a la cueva, nadie podía creer lo que veía.

Carlos muy tranquilo entró a la cueva, agarró el tesoro que estaba bien escondido en un rincón, y se lo entregó a Alejandro.

Como era lo prometido, le entregaron a Carlos la mitad del tesoro y todos volvieron con el barco hacia Arabia, y a los pocos meses, con el dinero que había en el tesoro, compraron el barco y fueron a la Isla de Chipre a pasar unas vacaciones, que fueron todo un éxito.

 

Ayelén Capristo

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Los libros jamás mueren

 

- No es la primera vez - oyó Rebeca tras la puerta. - En estos últimos días ha faltado casi todo su turno- Respondió una voz masculina.

 

Rebeca parpadeó y se le subieron muchas dudas a la cabeza. ¿Quiénes se encontraban charlando tras la puerta de la oficina del director Esleven?

 

Su mirada se sobresaltó al ver a la profesora recorrer los pasillos –Oh, no! Me verá y no quiero ser la infeliz en limpiar el aula de nuevo!– Pensó, y pese a sus estrategias mal actuadas, trató de disimular una, como diría ella “técnica de estudio”. Tomó un libro y disimuló leer. Recortada de color negro en las paredes iluminadas, apareció la sombra de la profesora Krin. -¿y usted, no tenía que estar con el resto?– preguntó la profesora. –Oh, desde luego- respondió Rebeca, quien con sus sonrisas pensaba qué decir. –La profesora Vinelde me ha hecho estudiar este libro, cuyo contenido me pareció muy interesante y como no obedecer a una mujer tan aplicada y disciplinada como mi querida profesora, quien ganó dos títulos por...- respondió Rebeca, en un “formal” falso. Pudo seguir hablando si no fuese por la ironía pesimista de la esbelta y fría Krin, quién preguntó: -¿ leyendo?- y Rebeca no tuvo mas cara que poner. – pues claro- pensó. –No me hará repetir todo lo que dije de memoria– dudó por un instante, hasta darse cuenta, de que su libro estaba al revés. Lo dio vuelta lo mas disimulado posible y continuó: -¿Usted lo ha leído?- No, y no lo pienso hacer. Durante esta vida he leído tantos, pero tanto libros de ese estilo, que me he agotado- respondió con una cara que parecía enfadarse. –Claro, la comprendo, a la edad de siete uno no recuerda lo que ha leído- respondió Rebeca. -¿siete?- preguntó enfadada la profesora. –Cuando me casé empecé a leerlos, porque fue ahí cuando se editaron. –Aplaudan- pensó Rebeca. –Debería ser actriz, sobre todo adivinando edades. Estaba claro que Krin parecía mas vieja de la edad que tenía, pero no podía habérselo dicho en la cara-. Rebeca sé roburizó, y como muestra de su ira, la profesora tomó el libro de Rebeca bruscamente y dijo: -lo encontrarás en la biblioteca, sin quejas... y sin protestas-.

 

-Genial- pensó Rebeca mientras caminaba por los pasillos de su escuela –eso me pasa por meterme en asuntos ajenos- Rebeca jamás había visitado la biblioteca, ni sus ojos se animaron a pispiar por allí. Era un lugar oscuro, en  el que nadie le gustaría entrar. Y ahí se encontraba, la puerta bordo, entrada a la biblioteca, para Rebeca, a un mundo desconocido. Tomó el áspero picaporte y entró. Libros, parecía el palacio de los libros. Sus estantes, aún sin limpiar, llenos de telas de araña y algunos roedores que se encargaban de destruir las ultimas hojas de un libro viejo. –Mira si yo sabré donde fue a parar mi libro- pensó disgustada Rebeca. En un estante se encontraban los libros que más le simpatizaban a Rebeca, como el príncipe y el mendigo, mujercitas y Harry Potter, por supuesto que Rebeca no dudó en ir a hojearlos –vaya, aquí son demasiados precavidos, pegan los libros a los estantes!- exclamó Rebeca al tratar de sacar el cuento “ El príncipe y el mendigo “. Lo único que consiguió es quedar derramada en el suelo. Cuando en fin se levanto, sacudiéndose el uniforme y quitándose la telaraña que tenia encima, Rebeca consiguió quitar el libro del estante, y al abrirlo, un fuerte resplandor se produjo. El libro cayó al suelo junto con Rebeca.

 

-¿Dónde estoy?- se preguntó Rebeca al ver que la gente que caminaba a su lado parecía de la era medieval. –un castillo- señaló al ver una gran torre algo cubierta por las nubes. Un joven bastante pobre, se asomó a ella y Rebeca se asombró: -escucha, yo te conozco, tú eres el mendigo que intercambia de rol con el príncipe! –exclamó, y éste, largo una sonrisa bastante modesta, pero incomprensiva. En ese momento Rebeca sonrió: -estoy dentro del libro- pensó...  y aquí se puede estar en paz, todo es muy tranquilo. Pero aún no comprendía lo que estaba pasando. –Si, estoy dentro del cuento, quiere decir que soy una pequeñísima partícula dentro de la biblioteca. Y al ver continuamente el inmenso sol, pudo observar una estantería, dentro de ese hueco apenas diminuto. Pero a decir verdad, Rebeca sabia la historia de memoria y no tenia nada que hacer allí. Al instante la imagen se volvió borrosa, y el cielo se convirtió en mármol, al igual que los otros objetos se convirtieron en adornos y otras preciosidades –y ahora a donde me llevaran?- se preguntó Rebeca. Al parecer las lechuzas y el inmenso castillo se le hicieron familiares. Un joven con el cabello colorado y una clase de ropa negra exclamó: -todos los alumnos de Hogwarts deben regresar a sus casas, los de Gryffindor háganme el favor de seguirme por aquí- y el joven se esfumó –y ahora me encuentro en el cuento mágico de Harry Potter- murmuró Rebeca, era el que le seguía al “príncipe y el mendigo”. Esto quiere decir que Irán por fila -¡cuidado!- gritó un niño algo obeso y regordete. Una esfera roja estuvo a punto de golpearla sino fuera por la advertencia del niño. Como si Rebeca ya hubiera vivido esto antes, todo se borroneó y volvió a viajar a otro libro. –y el siguiente de la fila, dudó- Mujercitas-.

 

Cuatro muchachas sentadas en una silla algo rota tejían con sus agujas bien avejentadas. Una de ellas parecía estar retratando aquella escena, la otra limpiaba mientras tejía, una sola procuraba no engancharse su vestido algo roto, y la que estaba en la punta, aún con poco cabello, se acariciaba continuamente la cabeza.

 

-Mi libro favorito- murmuró a lo bajo Rebeca para que las jóvenes no lo oyeran.

 

Al recordar que el siguiente de la lista seria un cuento bastante aterrador, Rebeca abrió la boca como sus ojos e intentó encontrar salida alguna. Claro que, seria algo complicado. En la pared, colgaba por viejos clavos, se encontraba la pintura de un valle, era bastante estrecha. Rebeca colocó la palma de su mano en ella y todo parecía desvanecerse.

 

Ojos se asomaban en verdes plantas, ruidos entre los árboles y el oír cantar a los pájaros. Rebeca pudo observar a una niña con capucha roja y una canasta bastante cargada, paseaba recogiendo flores y cantándole a los árboles. Rebeca, escondida tras un rosal, pareció deleitarse por lo que llevaba la niña en la canasta. Una pequeña roca, recortada en el pasto, hizo que Rebeca tropezara. La niña de capucha roja trató de ayudarla a levantarse, y rebeca le pidió algo de comer. La simpática niña, tomó un sándwich que llevaba en la canasta, lo partió al medio y se lo ofreció a Rebeca. Todo se borroneó y era la hora de pasar al libro siguiente. -¿cuál era?- pensó Rebeca, cuya remera estaba rajada y sucia.

 

Cuando pareció entrar en otra historia, rebeca oyó ruidos extraños detrás de una puerta. Disparos y gritos los acompañaban. Un señor bastante delgado y formal abrió la puerta y dijo: -el cadáver del Señor Smith se encuentra en la cochera –Rebeca se asombró y el hombre salió corriendo hasta llegar a un ventanal, cual tomó el rol de salida. Unos señores  bastantes enojados salieron de esa misma habitación y por su aspecto parecían criminales. Rebeca, aún escondida detrás de un muro, comenzó a alterarse al darse cuenta de que estaba en un libro de detectives. Todo se borroneó y comenzó a dar vueltas.

 

El siguiente nivel se trataba del último de todos los libros. Allí cayó ella, sobre un árbol. Una flecha cayó enfrente de Rebeca, y unos grupos de hombres con armaduras se aproximaban a una pequeña aldea. Rebeca sintió recordar aquella historia y no pudo más que esconderse en la copa del árbol. -¡Grecia!- exclamó con una voz quebrada, y una mujer corría alterada con un bebe en sus brazos llorando. La aldea parecía preparar hombres, mientras que las mujeres permanecían en refugios. Una roca inmensa golpeó el árbol en el cual Rebeca estaba situada, éste comenzó a balancearse y Rebeca cayó.

 

Segundos después, al despertar, las pupilas de Rebeca se expandieron y lo que se veía blanco y negro se volvió color. Se encontraba nuevamente en la biblioteca del colegio. Cuando dirigió su cabeza hacia los estantes, los libros estaban ordenados como cuando ella llegó. –Que sorprendente- dijo Rebeca al levantarse. Su libro estaba entre abierto arrojado en el suelo. Lo recogió y se dirigió a la puerta de la biblioteca. Pero antes de abrirla, ésta se abrió por alguien que se encontraba del otro lado. Una figura esbelta y aterradora se paró enfrente de Rebeca soltando una sonrisa malévola -¿qué tal va tu lectura del libro?- preguntó la profesora Krin, mientras que Rebeca miraba el suelo, y al ver que no le contestaba, Krin exclamó: -podrías contarme de que se trata el libro-. Al instante, Rebeca subió la cabeza alegremente, con una sonrisa dibujada en su rostro, y dijo: -no- pero podría contarle del Príncipe y el Mendigo, Harry Potree, Mujercitas, caperucita roja o Grecia.

 

Esta historia aquí terminó. Pero no pondré “fin” porque las risas de Rebeca aún no se acabaron.

 

Florencia Madeo Facente

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Sin Título

 

George vive con su mamá y con su papá, su única amiga es Kate y su perro Ralf.

 

- Hoy por la tarde querés venir a mi casa a jugar videojuegos? – le pregunta George a su amiga mientras caminan hacia sus casas.

 

- Ehh... no puedo, estoy ocupada – dijo Kate.  – Siempre estas ocupada, que andás haciendo? – le reprochó George – Nada, tengo mucha tarea. – dijo Kate.

 

En ese momento llegaron a sus casas, cada uno se aleja del otro, pero George quería decir algo más; me estará evitando? Pensó.

 

Al día siguiente volvió a pasar lo mismo, Kate le ocultaba algo a George, pero por qué no se lo diría?, ellos eran amigos desde la infancia y nunca se habían ocultado nada. Esa misma tarde George miró por su ventana y vio a Kate arreglándose – Adónde irá?-, dijo que tenía tarea, se preguntó George y miró a su perro Ralf, enseguida Kate salió de su casa – la curiosidad me mata, la voy a seguir – tomó a su perro y salieron juntos.

 

George y Ralf pasaron horas persiguiendo a Kate que daba vueltas como una calesita, de repente Kate desapareció de su vista, dio vuelta la manzana buscándola y se tocó cara a cra con su amiga que no estaba muy alegre de verlo – me estás siguiendo?- preguntó Kate, con tono amenazador, no nada que ver, solo daba un paseo dijo George-.

 

Si como no, no soy tonta, me estás siguiendo hace rato, grito Kate enfadadísima-

 

Bueno, hace tiempo que haces esto y no se qué es...se defendió George que quería descubrir el secreto de su amiga; nada no te importa- dijo Kate, en ese momento George suspiró y metió las manos en sus bolsillos sacando un pequeño objeto que nunca antes había visto, qué es? Preguntó Kate, olvidando su enojo, pero George no lo olvidaba y le contestó, no te importa es mi vida privada- en ese momento apretó fuerte con sus manos el objeto y sin darse cuenta todo empezó a dar vueltas, todo se volvió oscuro y George se desmayó viendo por último la cara de su amiga; cuando se despertó una voz alocada lo saludaba, se levantó y abriendo bien los ojos no lo podía creer, su perro Ralf le hablaba como cualquier ser humano, se dio vuelta y vio un señor de aspecto raro, quién le dijo – debes volver al futuro, tu vienes de allí, tu perro te guiará el secreto de Kate antes de que te desmayes de nuevo, pero ojo!!! Debes huir de los P. D. P. P. F. (policías del pasado, presente y futuro) si ellos te atrapan contarán tu secreto, terminó.- El reloj que tienes lo busqué en la calle, ahora tienes la oportunidad de averiguar tu mismo el secreto de Kate, dijo su perro.

 

Sin aliento, sin pensar si era un sueño o si realmente había viajado al pasado estaba decidido a descubrir el secreto, no le importaba nada así llegaron al 2005, George recordó los momentos más lindos de su vida y también recordó lo mucho que quería a su amiga Kate y lo mal que la había tratado últimamente – cuidado!!!!  Un oficial de PDPPF corre... advirtió su perro, pero... ya era demasiado tarde, el oficial los había atrapado, su distracción le costó caro y no pudo descubrir el secreto de Kate. Esa era la condena los policías lo enviaron inmediatamente a su casa sin poder descubrir el motivo de ésta aventura. Al tomar noción de la realidad George vé a Kate junto a un joven George lo mira y Kate se lo presenta, éste es Tom, mi novio, Tu novio? Pregunta George – esto es lo que me escondías? – si, dijo su amiga, tenía vergüenza de decírtelo, pero ahora aprendí  y nunca más te voy a mentir, mirá lo que causé, si hasta te desmayaste- vos no lo causaste, fui yo con mi curiosidad, pero ahora ya se que cada vez que quiera saber algo, te lo pregunto primero, dijo George.

 

El secreto de Kate ya no es secreto y cada vez que George se siente solo porque Kate está con su novio, aprieta su reloj de mano, le da vuelta al pasado, pero claro, eso si sin que los policías lo atrapen.

 

María Teresa Ovejero Ciocchi

 

8º ESB

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INDICE

Horror en Mendoza – Braian Salemi Porto

Barrio Fantasma -  Ramiro Dirussi

Música Asesina – Guido Martiniano

Extraño Caso – Juliana Bustos Acebal

La habitación – Alejo Ezequiel Martínez

Muertos de calor – Guido Di Salvo

Misterio Nocturno – Agustina Romano

El Fantasma – María Clara Pellegrino

La cena – Juan Ignacio Van de Casteelle

 

 

Horror en Mendoza

 

Todo empezó una mañana a las 5 del día 12 de octubre de 2005. Ese día viajé con mi curso y algunos cursos más a la provincia de Mendoza. Estuvimos 13 a 14 horas, aproximadamente, en el micro, hasta que llegamos. Era una noche medio extraña y cada uno tenía que ir a su habitación y descansar para comenzar un nuevo día.

Empezó la aventura de 7 días. En ese lugar conocimos gente nueva, como Ariel, sus hijos y su esposa Marta.

Hubo un fogón de bienvenida. Después todos nos fuimos a bañar y ahí comenzó el miedo: al principio todo bien, el agua salía caliente y los baños estaban muy limpios, pero cuando nadie lo esperaba se cortó la luz y aparecieron extraños ruidos como de gente que entraba y salía; un maniquí que aparecía por la ventana y el pánico que reinaba en ese maldito baño. Después la luz volvió y cada uno pudo finalizar su baño e irse a dormir.

Al día siguiente, Ariel nos contó que en ese lugar habían vivido por mucho tiempo los aborígenes y que de noche salían a despedir a sus ancestros, esos eran los ruidos que oímos la noche anterior.

 

Por suerte conocí nuevos amigos de 2° año Polimodal, que, en el peor de los casos, me podrían defender si algo pasaba, aunque ellos también estaban asustados.

 

Después de muchas y buenas aventuras llegó el día de irse. Teníamos que salir a las 6 hs. de la mañana, razón por la cual nadie durmió y esperamos a que se hiciera la hora de la partida. Nos fuimos a las 13hs. pues el micro tuvo un inconveniente. Pero finalmente llegamos y nos reencontramos con nuestros padres.

 

Pero al regresar a nuestros hogares no pude olvidar aquel incidente del baño que nos llenó de miedo y que jamás sabré qué fue.

 

Braian Salemi Porto

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Barrio fantasma

 

En una casa oscura y antigua, despertó una mujer a la que habían secuestrado y dejado allí. Ella no sabía dónde estaba. Ahí encuentra un teléfono pero roto. Cuando levanta el tubo, una sombra pasa cerca de ella. Era la muerte que la estaba siguiendo. La casa estaba en un barrio al que llamaban “barrio fantasma”. La misma se encontraba cerrada totalmente y ella permanecía allí sola. La mujer soltó el tubo del teléfono y escuchó pasos en la escalera como si alguien subiera por ella. Cuando los pasos se detuvieron, la sombra apareció otra vez. Ella muy asustada tomó el teléfono e intentó marcar un número desconocido. Sólo se escuchaba un eco desde el fondo. Ella esperó. Vio un papel en un estante de ese lugar oscuro, estaba manchado con sangre. Antes de tomarlo, el papel desapareció. Ella también.

 

Sucedió hace más de 60 años, y todavía no se encontró ni la casa, ni el barrio, ni  la mujer.

 

Ramiro Driussi

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Música asesina

 

El equipo de música estaba en silencio. En el barrio de Morón, una chica  llamada Michelle se dispone a tomar un baño para ir al boliche. Pone su música favorita y comienza a bañarse. De pronto no se escucha más la música. Sale de la ducha y enciende el equipo nuevamente. Vuelve para continuar su baño pero se corta la luz. La chica se asusta. Pasa media hora y la luz vuelve. Michelle sigue intranquila y vuelve a su habitación. Allí se encuentra un hombre con una máscara y un cuchillo en la mano La chica grita, pidiendo auxilio. El asesino le dice que se calle, que nadie podrá escucharla. Prende el equipo para que ella escuche la música. Suenan los Rollings Stones mientras se dispone a matarla...

 

Guido Martiniano

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Extraño caso

 

Hace años en una ciudad muy lejana sucedió un hecho extraño. En una vieja choza una mujer llamada Roberta desapareció. La policía empezó a investigar el caso. Buscaron pero no se encontró nada.

 

Días más tarde, llamó un hombre de una prisión de la ciudad diciendo que sabía que tres personas habían sacado una gran bolsa de dicha choza por la noche. La policía se dirigió hacia allí rápidamente para interrogarlo. El prisionero contaba que dos hombres y una mujer sacaron una gran bolsa de nylon negro, a las cinco y media de la mañana, la colocaron en el asiento trasero de un auto y se dirigieron hacia un lugar desconocido. Alguien los siguió y vio que arrojaron la bolsa en una playa cercana. La policía se dirigió hacia allí y con la ayuda de unos hombres que se encontraban haciendo ejercicio en la playa sacaron la bolsa que no se había alejado de la orilla y todavía se mantenía a flote.

 

Al abrirla se encontraron con una mujer que volvía en sí después de un fuerte golpe en la nuca. Era Roberta. La mujer no recordaba nada pero estaba viva.

 

Un caso muy extraño.

 

Juliana Bustos Acebal

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La habitación

 

Llegaron a la casa de Rackstock el día justo acordado, ya cuando caía el sol. El vendedor estaba allí parado frente a la casa, rodeada por grandes árboles y enredaderas. Entregó las llaves a sus nuevos dueños y se fue caminando, introduciéndose en el bosque.

 

La familia deshizo las valijas, y se instaló en la casa. Se repartieron las habitaciones entre el padre y la madre, el hijo mayor, el hijo menor y la hija.

 

La única habitación libre era una que quedaba al fondo, en el segundo piso, pues no podían abrirla.

 

Después de unos días de vivir en la casa, la familia comenzó a observar pinturas que representaban la habitación cerrada y el gran misterio sobre ella comenzó.

 

Después de meses la familia decidió mudarse pues no soportaban la presión de la extraña habitación. Al hacer las valijas empezaron a sufrir una racha de mala suerte: la llave de la puerta de calle se trababa, las valijas se rompían y extraños ruidos se escuchaban en la habitación misteriosa.

 

Finalmente, el padre decidió romper la cerradura y entrar en el cuarto; para su asombro allí había un tocadiscos pasando una música en sentido contrario al correcto. El padre en ese instante se desvaneció en el aire. Así fue pasando con cada miembro de la familia que entraba en la habitación. Excepto el hijo mayor.

 

Él, ahora, es el nuevo vendedor de la casa.

 

Alejo Ezequiel Martínez

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Muertos de calor

 

Un miércoles, por la tarde, la gente moría de calor en sus casas. Hacía un par de días que la temperatura se hacía más y más insoportable, la gente ya no sabía qué hacer. Los científicos investigaban día y noche. Descubrieron, así, que el sol se estaba acercando a la tierra y en pocos meses ésta iba a desaparecer. Mucha gente moriría deshidratada, los ríos se secarían. Todo seria un caos. Las personas comenzaron a encerrarse en su casa con los ventiladores al máximo.

Después de un mes mucha gente había muerto y el sol quemaba ferozmente los bosques. Las personas en sus casas se tiraban agua para soportarlo. Las casas de paja ardían espontáneamente y la gente veía al sol tan cerca que casi podía tocarlo con las manos. Muchos morían de hambre. No podían salir de sus casas. Sólo bebían agua y comían lo que tenían en sus heladeras.

Los científicos trataban de encontrar una solución pero todo era inexplicable. Los abuelos no resistían el calor al igual que los animales. Los días pasaban y la tierra se quemaba poco a poco.

Dos meses después en el planeta sólo había cadáveres cremados, hechos polvo, y la mitad de la tierra consumida.

No quedaba nada, el sol lo devoraba to...

 

Guido Di Salvo

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Misterio nocturno

 

Era una tarde lluviosa, llena de relámpagos; la pequeña estaba sola en su casa, acurrucada en un rincón de la sala principal.

 

La vencieron los miedos, ya no podía más. Le pareció haber visto personas paseando por su jardín. Podía observarlo todo desde la ventana. También creyó  haber escuchado voces confusas que le hablaban y murmuraban al oído.

 

La niña no podía más. Intentó estirar el brazo para poder alcanzar el teléfono pero no lo logró. Tuvo que hacer un gran esfuerzo para alcanzarlo. No recordaba el número del celular de su madre. Su mente sólo pensaba en misteriosas figuras y espantosos y extraños monstruos, o tal vez no pensaba, o quizás estaba en blanco.

 

Decidió cortar.

 

Finalmente lo recordó y marcó. Esperó a que su madre atendiera pero ella nunca lo hizo...

 

La desesperación de la pequeña fue aumentando poco a poco. No sabía qué hacer.

 

Otra vez...ahora sí... ahora escuchaba claramente una voz, que le susurraba al oído... cada vez más fuerte y claro, que le decía que se levante... que ya era tarde...

 

La pequeña, finalmente, abrió los ojos y allí estaba su madre, con la taza de té humeante en la mano. Todo había sido un sueño.

 

Se acercó a la ventana y observó cómo brillaba el sol en aquel maravilloso día.

 

Agustina Romano

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El fantasma

 

Era una noche fría en Londres. Hacía tanto frío que las personas ni siquiera  podían prender fuego para calentar las casas.

 

Una niña quería salir a jugar con la nieve porque le resultaba divertido pero sus padres se lo prohibieron porque moriría congelada si lo hacía.

 

A la mañana siguiente, apenas salió el sol, se dispuso a jugar sin el permiso de los adultos.

 

Mientras se divertía con la nieve apareció un hombre que la tomó por el brazo y se la llevó a su auto. Ella, muy asustada, gritaba y gritaba pero no alcanzaba a comprender la situación. El secuestrador le tapó la boca con un pañuelo. Pero ni así dejaba de gritar. Entonces le clavó un cuchillo en el pecho para que no tuviera ninguna posibilidad.

 

Mientras tanto sus padres, desesperados pedían ayuda a la policía, que no encontraba ningún rastro de la niña.

 

Dos años después encontraron su cuerpo. Llamaron a los padres para reconocer los restos. Con mucho dolor la sepultaron.

 

Después del entierro regresaron a su casa muy angustiados. Abrieron la puerta y frente a ellos. Estaba de pie su hija.

 

María Clara Pellegrino

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La cena

 

En una ciudad muy lejana un grupo de chicos se fueron a un hotel muy lejano donde no se escuchaban ni los pájaros.

 

Un día uno de los chicos tuvo la idea de recorrer el hotel. Todos estuvieron de acuerdo y comenzaron por la cocina, el patio, los pasillos, y luego con sus mascotas.

 

Una noche uno de los chicos desaparece al ir al baño. Los perros del lugar comienzan a ladrar. Los otros chicos salen a investigar y lo encuentran cerca de su habitación, ensangrentado. Luego piden la ayuda de un detective llamado Lupi para investigar.

 

Un extraño hombrecito aparece. Entonces Lupi decide preguntarle cómo y porqué estaba allí. El extraño comenzó a contar su historia. Hacía tiempo que él había venido a pasar unos días a ese hotel con su esposa y una mañana cuando fue a desayunar no la encontró más. Nadie supo decirle qué había pasado con ella. La buscó por todo el hotel pero fue en vano.

 

Ahora el hotel estaba vacío y había dejado de funcionar hace tiempo. Él no podía salir de allí y no volvió a ver a su mujer.

 

El detective no le creía y pensaba que era un asesino.

 

El hombrecito huyó y se escondió en el sótano.

 

Pasaron muchas horas y cuando subió  a la recepción del hotel para cenar no había nadie. Los chicos no estaban. Lupi se había ido.

 

Las puertas del hotel estaban totalmente cerradas. Fue hacia la cocina. No había señales de vida. Lo único diferente fue un pollo que estaba en el horno, listo para comer.

 

Volvió a su cuarto. Allí vivía hacía ya cien años.

 

Juan Ignacio Van de Casteele

 

9º ESB

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INDICE

 

Colonias Espaciales – Florencia Tasara

El anhelo de Ludovico – Julieta Pardón

El equipo de Espía – Pablo Estevez

Soledad en Marte – Tomás González Guerineau

Sin Título – Sofía Fonticcelli

 

 

 

Colonias espaciales

En el año la tierra tuvo una gran discusión causada por distintas ideas. La población había llegado a tal punto que ya no había lugar en la tierra, a causa de esto los gobernadores de distintos países decidieron que la gente que sobrara tendría que irse a vivir a colonias espaciales alrededor de la tierra, pero prometieron que la gente de las colonias tendría los mismos derechos que la gente de la tierra.

 

Los gobernadores enviaron personas para su construcción, con el fin de sacarse gente de encima.

 

Al darle esta oportunidad de vida a la gente estos tendrían que fabricar artefactos para el uso de la tierra. Este trato fue aceptado por la gente de las colonias ya que estas resultaban cómodas para vivir, pero esta paz duro solo por diez años por que dos jóvenes intentaron cruzar las fronteras para pasar a la tierra. Con sus armas i explosivos que solo lo usarían como defensa propia los dos hermanos comenzaron su aventura.

 

Al entrar en la tierra los jóvenes se mezclaron en la ciudad, curiosos por la forma de vida de la tierra, pero esto no fue fácil, cada persona que pertenecía a las colonias tenían una marca de nacimiento que los diferenciaba de la gente de la tierra.

 

Los jóvenes no notaron que eran perseguidos por dos detectives que habían descubierto sus identidades, estos detectives vigilaban las ciudades para atrapar a la gente de las colonias que se querían infiltrar en la tierra.

 

Estos se acercaron lentamente a ellos. El más joven de los hermanos presintió que se acercaba el peligro y lentamente, mientras los detectives se acercaban cada vez más, bajo su mano hasta llegar a su bolsillo donde escondía su arma.

 

El mas joven fue engañado, los detectives agarraron su brazo con rapidez y vieron su marca de nacimiento, al segundo de esto el detective alerto a las autoridades para que vinieran a buscar al chico. Sin pensarlo dos veces el mayor agarra a su hermano y de un tirón logra liberarlo de las garras de los detectives, comenzaron a correr sin detenerse esperando perder a los detectives. Al poco tiempo el menor, ya cansado para continuar y sin fuerzas cayo al suelo, su hermano al verlo volvió a ayudarlo pero este no podía moverse por el pánico que ese escape le había ocasionado. Pronto se encontraron rodeados por policías que apuntaban con sus armas.

 

El hermano menor cerro los ojos fuertemente y bajo la cabeza esperando la muerte. Ya era tarde por la noche, las luces de las calles apenas los iluminaban y la lluvia comenzaba a caer.

 

Los agentes apuntaban a los hermanos. En ese momento el menor se levanto y corrió hacia ellos tratando de escapar, pero estos reaccionaron y le dispararon causando su muerte. El mayor grito fuertemente y disparo, para su desgracia la bala atravesó la cabeza de un agente el cual murió, esto ocasiono que los agentes dispararan al mismo tiempo. Los dos chicos fueron asesinados en la calle.

 

Al otro día esta noticia fue enviada a las colonias pero no solo eso, también enviaron un misil para destruir su fuente de energía de las colonias. Estas respondieron de la misma manera y a todo esto la tierra les declaro la guerra.

 

Lo que por todos estos años representaban a las colonias eran sus mentes brillantes para la tecnología en robótica, lo que le daba la ventaja de la fabricación de mejores armas y robots, esto la tierra lo sabia, y por esta razón querían destruir a las colonias ya que estaban celosos de su tecnología avanzada.

 

La gente de las colonias que por siempre habían evitado las guerras estaban traicionando a sus principios, pero era la única manera de seguir viviendo allí, luchando por su territorio. Lo primero que pensaron para la guerra fueron robots que se hacían llamar Joins y que por siempre habían protegido a las colonias de los fenómenos del espacio. Como era lo que mejor tenían para combatir decidieron usarlo como base para fabricar uno mas fuerte y mejorado.

 

La tierra decidió prepararse de otra manera, estos inventaron armas gigantes que disparaban chips que se aferraban a los Joins de las colonias y los hacían explotar, era la mejor manera de prevenir que se acercaran a la atmósfera, pero a la ves también inventaron robots similares a los joins, solo que los llamaron Himes. Ninguno de estos robots eran manejados por pilotos, sino que eran controlados y manejados desde computadora. Pero había una unidad que se dedicaría a pelear en caso de que algo se saliera de control.

 

A la mañana siguiente los Join y los Hima ya estaban enfrentados, los primeros en atacar fueron los Join lanzando misiles, los hima respondieron a esto lanzando balas explosivas. Las armas de los Join eran incontables, la tecnología de las colonias sin duda era más avanzada que la de la tierra, y era muy fácil reconocerlo ya que en cada extremidad tenían un arma diferente, en cambio los Hime solo tenían armas en los brazos y un láser en la cabeza.

 

La tierra desde su principio sabía que la gente de las colonias eran mucho mas inteligentes, por esta razón querían destruirlos, no era una buena excusa pero era su deseo.

 

La guerra continuaba los Join cada ves se acercaban mas a la tierra y los misiles de la tierra no parecían tan utiles como ellos creían. Ya no tenían oportunidad, además de sus hombres perdidos estaban perdiendo su planeta, por esta razón la tierra decidió rendirse ya que si esto seguía la tierra tendría que ser abandonada.

 

En el año 3064 se firmo un tratado de paz entre la tierra y las colonias, ya la tierra no las tendría bajo su dominio, dándole la libertad de vivir como ellos quisieran y también llegaron a un trato para permitir el libre movimiento entre la tierra y las colonias. 

 

Florencia Tasara

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El anhelo de Ludovico

 

Ludovico de niño, siempre se apasionó por realizar sus propios experimentos, le pedía a su madre que le comprara esos juegos de laboratorio y todos los elementos necesarios. Su mayor anhelo era encontrar alguna forma de viajar por las diferentes dimensiones, que el creía que existían. Con el pasar de los años, Ludovico se fue alejando  de sus amigos, de su familia y cada vez se encerraba más en su cuarto a realizar sus investigaciones y experimentos. Cuando él llego a la edad de los 18 años, ya no tenía vida social y pasaba todo su tiempo en su cuarto, sus padres no se preocupaban, ya que no le daban demasiada importancia a Ludovico; y mucha a su hermano menor, el consentido de la familia; aunque Ludovico no le importaba ya que él vivía internado en su mundo; pero para su hermano menor Ernesto, Ludovico, era su héroe y su modelo a seguir.

 

Un día Ludovico, tubo un sueño muy extraño donde su mayor ídolo, Einstein, le escribía en un pizarrón la formula necesaria de lo que tanto anhelaba Ludovico, encontrar una dimensión paralela al que él vivía. Cuando este despertó lo primero que hizo fue anotar esta fórmula en su cuaderno, lo mejor que la pudo recordar. Se levantó, desayunó y se puso a realizar el experimento que talvez lo llevaría a la fama y al premio Nóbel.

 

Ludovico estuvo tres días encerrado en su laboratorio, sin dormir, ni comer; pero no pudo hacer reaccionar este experimento, y era algo que no entendía, si seguía todo al pie de la letra, ¿Por qué no funcionaba? Ludovico se dio por vencido y se acostó a dormir y a despejar un poco su mente, y esa misma noche tuvo nuevamente su sueño y vio que lo que sucedía era que lo había copiado mal; ahora con la fórmula correcta podría concretar su sueño, y lo logró. Una noche de esas muy calurosas, Ludovico vertió el último elemento que le faltaba, se produjo una gran explosión, este cayó al piso, se golpeó la cabeza y quedó inconsciente.

 

Cuando despertó, sintió un gran dolor en su cabeza por causa del golpe, pero cuando vio a su alrededor se dio cuenta de que no estaba en su cuarto, sino en una especie de calle muy ancha y de la cual no sé veía el final, ¿Lo había logrado?, ¿Se encontraba en otra dimensión? Parecía ser que si, la emoción que invadió a Ludovico era inexplicable y totalmente inentendible. Empezó a caminar, y a caminar, llegó a un lugar que parecía ser una iglesia. Pero lo extraño era que no había estatuas ni vitrales de santos, sino que eran todos con formas de demonios. En ese momento Ludovico sintió un gran miedo que lo recorría. Se acercó y abrió la gran puerta, allí había mucha gente sentada y un “cura” que parecía dar un sermón. Al escuchar el ruido de la puerta toda la gente se dio vuelta y se lo quedó mirando. Todos tenían caras de humanos normales pero lo raro eran sus cabellos, que eran de un color borra vino y sus ojos color celeste cristalino, muy tenebrosos. Sus miradas asustaban a Ludovico y le hacían sentir escalofríos. Luego de un tiempo de silencio el cura le preguntó quién era y cómo había llegado hasta allí. Ludovico le contó todo lo sucedido al supuesto cura y le pidió que ellos le contaran algo sobre ese extraño mundo. Estas personas no tenían mucho que decir porque ellos venían del futuro, a través de una máquina que inventaron; hacia nueve años que estaban en esa iglesia rezando volver a sus casas y salir de este mundo raro. Parecían buenos, pero lo que Ludovico no sabía era que ellos no aceptaban a gente como Ludovico, eran muy cuidadosos respecto a la gente que los rodeaba. Así que le pidieron que se vaya, pero Ludovico nunca había pensado en la manera de volver, talvez sea porque no imaginaba encontrarse con un lugar así. Este les explico que no sabía la manera de volver y las personas de pelo borra vino, lo empezaron a presionar y a ponerlo nervioso. Ante el problema que les producía vivir con un individuo así, decidieron encerrarlo en el confesionario de la iglesia, donde había un olor a azufre insoportable.

 

Pasaron así dos años, y Ludovico seguía en ese mundo y pensaba en todas las cosas que había dejado de hacer por sus experimentos, que lo habían llevado a eso, a estar encerrado en el confesionario de una iglesia llena de personas, venidas d un futuro lejano, que parecían endemoniadas. Y así la locura empezó a invadir a Ludovico, hasta llegar al punto de inventar personas y hechos, y hasta ya no poder dormir.

 

Un día, Ludovico, ya totalmente loco, tuvo otro de sus raros sueños que no tenía hacía tiempo, donde otra vez Einstein lo ayudaba a volver a su casa. Cuando despertó, siguió las indicaciones que le había dado Einstein en su sueño y de pronto se encontraba en su cuarto con todas sus cosas, pero en su dimensión no habían pasado dos años sino dos horas; talvez las dos horas mas interminables para Ludovico.

 

Él en un acto de locura, seguramente causada por su encierro, rompió todas sus cosas de  laboratorio y las arrojó por su ventana. Pero Ludovico, no comenzó una nueva vida, ni trato de recuperar todo lo perdido gracias a su tiempo dedicado a los experimentos; sino que se encerró en su cuarto y nunca mas salió, ni habló con nadie sólo con su hermano Ernesto, quien tanto lo admiraba y quería. Mucho después, Ernesto fue nombrado el mejor científico de todos los tiempos y fue nominado al Premio Nóbel; el día de la entrega del premio, fue la primera y la última vez que Ludovico salió de su cuarto, después de lo sucedido y solo para ver a su hermano menor, en el lugar donde el siempre quiso estar.

 

Julieta Pardón

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El  Equipo de Espía

 

Esta es la historia del primo de mi mejor amigo. Su nombre es Jony y tenía tan sólo ocho años cuando todo comenzó.

 

La mañana de su cumpleaños número ocho, Jony recibió un juego de espía de parte de sus padres, pero este no era un juego de espías común, sino que era real. Lo primero que hizo fue abrir el paquete y tomar unas gafas que había dentro de la caja de espía; cuando se las puso Jony se dio cuenta que este no era un  juego de espía común, ya que estas le permitían ver a través de las paredes. También encontró dentro de la caja unos relojes con transmisor, los cuales se comunicaban automáticamente por satélite, un chaleco de propulsión, con los cuales podía volar, una llave maestra, y una lapicera de láser, además de ropa negra, una cámara de foto muy pequeña y un telescopio. Al recibir este magnifico regalo, Jony se mostró muy  contento, y dándoles un beso a su padre y a su madre se retiró a su habitación.

 

Esa misma tarde, Jony miró por la ventana con su nuevo telescopio, y vio que en la casa de enfrente había gente que él no conocía y que podían ser ladrones. En ese mismo momento Jony llamó a su madre para que pudiera ver lo que él veía y no podía creer, pero cuando la madre miró por el telescopio no vio nada y se retiro de la habitación, mostrando su descontento con un extraño y desagradable gesto. Jony sabía que había visto algo extraño y que debía investigar acerca de ese extraño suceso.

 

Por la noche, comenzó la fiesta de cumpleaños de Jony, a la cual asistieron todos sus familiares y amigos. Al ver a su vecino, Jony se dio cuenta que éste era un buen momento para sacarse la duda de que había sucedido esa tarde, entonces Jony le preguntó a su vecino, Tom, si él había estado en su casa esa tarde, pero la respuesta del niño fue negativa y Jony  confirmó que lo que había visto era un ladrón y que este podía volver a acechar el barrio; pero prefirió no decirle nada a Tom pues esta noticia podía preocuparlo.

 

A partir de ese día, Jony miró todas las tardes por la ventana con su nuevo telescopio hasta que una tarde lo volvió a ver entrar, pero esta vez en otra casa. Jony supo que debía contarle lo ocurrido a su madre, y así lo hizo, pero ella desconfió nuevamente de él, y le dijo que todo era un producto de su imaginación, y que si seguía espiando a los vecinos con el telescopio ella iba a tener que quitárselo. Al escuchar estas palabras Jony se dio cuenta que debía encargarse él solo del asunto, y para hacerlo contaba con su equipo de espía.

 

En ese preciso momento Jony se vistió de negro y salió de su casa con todo el equipo de espía, excepto el chaleco de propulsión.

 

Con la llave maestra abrió, muy sigilosamente, la puerta de la casa vecina, y se adentró en esta aventura. Muy lentamente, subió las escaleras y con su cámara de fotos logró sacarle una foto a la cara del ladrón, pero el flash lo alertó, y obligó a Jony a esconderse en un armario. El ladrón, muy asustado pretendió escapar y bajó las escaleras. Al oír el ruido, Jony salió del armario, se colocó las gafas de rayos X, y vio como el ladrón, se escondía en el ropero de una habitación. Jony, al verlo hacer esta semejante tontería, bajo rápidamente las escaleras y con su lapicera láser, soldó los costados del ropero para que este no se pudiera abrir, y el ladrón no se pudiera escapar. Luego, rápidamente, levantó el teléfono y llamó a la policía.

 

Al cabo de unos minutos, la policía llegó al barrio y entró en la casa robada. Al entrar, se encontraron con el niño que les dijo que el ladrón estaba en el ropero de la última habitación. Lo policías se lo llevaron a la cárcel y a Jony le entregaron una medalla de honor y una espectacular insignia de policía.

 

Pablo Estevez

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Soledad en Marte

 

Él no tenia idea de cómo su vida se había vuelto tan confusa, por un momento se olvidó quién era y en dónde estaba; Podría haberse quedado vagando con la mente a través de esa relajante falta de pensamiento, por desgracia algo lo trajo de vuelta a donde realmente se encontraba.

 

Estaba en Marte haciendo una misión de reconocimiento y se había separado de su grupo, giró bruscamente para tratar de reconocer lo que lo había hecho volver de su estado de trance, pero no vio nada, así que continuó caminando hacia donde se dirigía en un principio. Una gran cueva que era visible al norte. Luego de haber estado caminando durante largos minutos (que le parecieron horas), arribó a su destino solo para encontrar que la misteriosa cueva no medía ni un metro hacia adentro.

 

Pasó años el pobre hombre buscando su nave,... nunca la encontró; no podrían haber ido hacia la tierra ya que ésta se había vuelto inhabitable para cualquier especie.

 

Sin poder haber hecho nada para que cesara, su tumor se había estado haciendo más y más grande (esta era la causa de sus constantes blanqueos mentales). Finalmente cayó sin poder controlar sus funciones motrices y se dejó morir en la infinita y roja soledad de Marte.

 

Tomás González Guerineau

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Sin Título

 

Todo comenzó cuando el científico más loco, pero inteligente de todo el siglo XXII creó una máquina que tenía la capacidad de producir transformaciones en quien la usa. L a llevó a varias exposiciones científicas, pero nada obtuvo, se sintió muy frustrado, ya que los premios fueron ganados por inventos que, al lado suyo eran chatarra.

La máquina estuvo tiempo arrumbada sótano de su casa. Hasta que una mañana llegó a su casa un gran empresario de cine, que meses atrás había escuchado acerca de la máquina inventada por el científico, este, el empresario llamado Gabriel, le contó que hacía tiempo ya, había tratado se ser actor pero no le había sido posible ya que no tenía suficiente cuerpo, y le pidió si le podía alquilar su máquina. El científico le dijo que sí,  ya que la máquina no tenía ningún uso allí, en el sótano.

Además  le convenía  porque le pasaba siete mil “shacks”  por semana, que equivale lo que antiguamente, en el siglo XXI era tanto como u$s siete mil.

Gabriel se transformaba así, cada día en un muchacho de unos veinticinco años, con ojos de color miel y un cuerpo escultural. Así fue  como consiguió su primer gran papel en una película de “Homtuille”, lo que en el siglo anterior hubiese sido Hollywood. Cada mañana antes de salir de casa e ir a grabar, se metía en la máquina.

Un día luego de pasado dos meses o más, una mañana como todas, Gabriel se mete en la máquina y sin que se dé cuenta, se mete también una hormiga, lo cierto es que a partir de ese día apareció en Saturno un asesino serial, que atemorizaba a todos los saturnianos. Ese asesino era Gabriel, que había sufrido ese cambio al juntarse su ADN con el de la hormiga. Pasado un tiempo y luego de comprobar que este efecto no era pasajero decidió recurrir entonces al científico, este le explicó que lo que tendría que hacer es destruir la máquina y tal vez luego de un tiempo el efecto pasaría.

 

Continuará…

Sofía. S. Fonticelli